Pienso que estoy sola en este denso camino. Parece que mi
corazón se ha parado. No, espera, parece que sigue latiendo, pero esta vez lo
hace por el mero hecho de que es obligatorio para vivir. Mis ojos llevan consigo
un lago de lágrimas, que desean salir, pero se reprimen. Mis brazos, piernas,
manos… ya no tienen fuerzas, y mi boca,
ya no tiene ganas de sonreír. A mis párpados les cuesta hacerse un hueco entre la felicidad, ya que apenas les apetece subir
y mostrar una facción alegre.
Y una vez más, mis planes cayeron a un charco,
Todas las esperanzas que tenía, se tiñeron de un color
oscuro casi negro. No veía claridad por ningún lugar. El mundo se derrumbó una
vez más sobre mí, sobre mis párpados, los cuales cayeron. Tras las pestañas se
escondía una fría lluvia de lágrimas.
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