Tal vez a la mayoría de la gente ahora mismo le apetezca ir
a la playa, visitar varias ferias, dormir, beber… En fin, las cosas típicas que
se hacen en verano y que a mí me aburren tanto. Y es que, a estas alturas mi
visión del verano cambia por completo. Ya me ha dado tiempo suficiente de vivir
el verano y ya estoy cansada de él. Ahora lo que realmente me apetece es que el
frío golpee mi ventana y me llame desde el otro lado del cristal pidiéndome
pasar. Pareceré rara, pero tengo ganas de empezar ya la universidad, de vivir
nuevas experiencias y crear nuevos amigos. Tengo ganas de todo eso. También me
apetece acurrucarme en una fría noche de invierno bajo mi nórdico y plantarme
mis botas de pelito para salir a la calle.
Por mucho que transcurran los años, mi férrea preferencia
hacia el invierno, nunca cambiará.
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