El frío penetra en tus huesos, tu boca expulsa un vaho
blanquecino. Las calles están solitarias, los pequeños comercios abriendo,
otros, sin embargo, todavía siguen cerrados, la brisa matinal golpea tu tez
suave y tímidamente. Pasear por la mañana es encantador, pocas personas
descubren su magia.
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